En líneas generales se consideran dos tipos de benzodiacepinas: aquellas de vida media larga, como diacepam, cloracepato, clordiacepóxico, halacepam o ketazolam, que se metabolizan a nivel hepático produciendo un metabolito activo (el nordiacepam) de vida media larga (una excepción sería el clonacepam que tiene vida media larga, aunque
sin metabolito activo). Por otro lado, están las benzodiacepinas de vida media corta, que en general no tienen metabolitos activos como el loracepam o el oxacepam.
El alprazolam es una benzodiacepina de vida media corta, aunque sí presenta metabolito activo. Las benzodiacepinas que se utilizan con fines hipnóticos suelen pertenecer al grupo de vida media corta como lormetazepam, triazolam, flunitracepam o midazolam. El bromacepam, benzodiacepina ampliamente utilizada, tiene una vida media intermedia, con un metabolito de actividad menor al producto original.